Desde la toma de imágenes con la cámara y los apuntes manuales, hasta la composición y ejecución de la obra en soledad en su estudio, Virginia Kelle, transforma el primer apunte con esmero, donde cualquier detalle urbano pre-existente, es enjuiciado por su imaginación, y donde le dará otra oportunidad, tanto da, puediéndose tratar de una gran avenida, un establecimiento comercial, un graffiti, un callejón sin salida, un logotipo maravilloso o el escaparate más atractivo. Pocas composiciones previas son definitivas, siempre suele faltar un pequeño detalle que altera el equilibrio sobre la disposición ideal. Lo incorporará, pero no será suficiente en absoluto. No para ella. Sí, para cualquier otra mirada. Se trata del inconformismo autocrítico. La búsqueda de lo perfecto.

Todos los cuadros están pintados sobre aluminio, incorporando el metacrilato a lo largo de su trayectoria pictórica.